viernes, 6 de octubre de 2017

Stranger Things



Me he venido arriba y he llegado a opinar que Stranger Things es la mejor serie original de Netflix. No es verdad (tampoco he visto todas), aunque posiblemente no ando lejos. Y es que en Netflix no es oro todo lo que reluce. Las millonarias campañas publicitarias y las vagas opiniones de los trillones de nuevos expertos en series hacen que Narcos, Daredevil y House of Cards sean la nueva Santa Trinidad catódica. Por eso vengo a defender Stranger Things y, aunque hable mal de ella, es la única que, de momento, se ha ganado un milmillonésimo milímetro cuadrado en mi corazón.

Antes de empezar, y aprovechando que se acerca Stranger Things 2, me vais a permitir una reflexión: Recomendar series se ha convertido en la piedra angular del cuñadismo ilustrado.
"¿No has visto Stranger Things? No me lo creo. Está muy bien, te la recomiendo".

Empecemos con la serie. Stranger Things va de raros, pero no de cosas raras, si no de personajes raros. Un casting muy atinado que ofrece un elenco de gente peculiar a la que, en menos de lo que esperas, se le coge cariño. Los protagonistas son unos niños. Niños raros. Con cara de filicarpio, un negro que parece un señor mayor, otro sin dientes y operado de la gorra y uno canijo. Un macarra a lo Danny Zuko, pija a lo Sandy Olsson, un hermano mayor a un paso de Columbine y un policía con un pasado triste que le consume. Todos ellos girando alrededor de Eleven, una niña con poderes psíquicos. Pero en el pedestal de los majaras, la reina de todos los frikis, la madre de todos los monstruos, solo puede ser una. Winona Rider.

Con este plantel se conforma una historia de ficción bastante llevadera. Dejando más poso por sentimiento que por guión; sus entrañables personajes ochenteros ciegan la razón.
Y es que el éxito radica en llegar a la fibra de los espectadores. Espectadores que añoran el pasado. Su juventud. Los 80. Una época donde lo petaban, donde eran los números uno en nada pero en todo a la vez. Un filón para Netflix.
Esa brecha generacional a la que ahora solo les queda una vida de fachada, de cara a facebook y de impresionar con lo poco que les da la vida. Un intento de ocultar penurias con admiración social infundada en supuestos conocimientos seriéfilos.
No seáis así, treintañeros / cuarentones. No vayáis de listos con las series. No recomendéis series de Netflix. "¿No has visto Stranger Things? No me lo creo. Es un rollo E.T. o (bonustrack) Super 8. Deberías verla"
Cállate la boca, Stranger Things tiene un poco de Stalker de Tarkovsky, de Under the Skin (si no la habéis visto, es la que sale Scarlett Johansson desnuda) o de Déjame entrar de Tomas Alfredson, pero NO de Super8. Payaso.

Lo mejor: Es verdad que sí que tiene un poco de E.T. El Extraterrestre. A Eleven la disfrazan igual que cuando disfrazaban a E.T.
Lo peor: Al principio muere una adolescente y, a pesar de ser una adolescente gigante, nadie parece echarla en falta.
Conclusión: Recomendar series de Netflix es como recomendar cafés del Starbucks.

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